La crueldad, como cualquier otro vicio, no requiere ningún motivo para ser practicada, apenas oportunidad.
Los hombres son crueles, pero el hombre es bueno.
La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio.
Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros.
Los hombres son como los vinos: la edad agria los malos y mejora los buenos.
Una cosa es saber y otra saber enseñar.
Si hacemos el bien por interés, seremos astutos, pero nunca buenos.