El amor y el odio no son ciegos, sino que están cegados por el fuego que llevan dentro.
Cuando nuestro odio es demasiado profundo, nos coloca por debajo de aquellos a quienes odiamos.
Si las masas pueden amar sin saber por qué, también pueden odiar sin mayor fundamento.
El odio nunca es vencido por el odio sino por el amor.
No desprecies a nadie: un átomo hace sombra.
El arte de agradar es el arte de engañar.
La soledad es al espíritu lo que la dieta al cuerpo.
Quien todo sabe sufrir, a todo puede atreverse.
La conciencia es la más variable de todas las reglas
La desesperación exagera no sólo nuestra desdicha, sino también nuestra debilidad