Cuanto más honrado es un hombre más le cuesta sospechar que los otros no lo sean.
La honradez es siempre digna de elogio, aún cuando no reporte utilidad, ni recompensa, ni provecho.
La primera ley de la amistad es pedir a los amigos cosas honradas; y sólo cosas honradas hacer por ellos.
Aquel hombre que pierde la honra por el negocio, pierde el negocio y la honra.
Un hombre honrado no encontrará jamás una amiga mejor que su esposa.
En circunstancias especiales, el hecho debe ser más rápido que el pensamiento.