Nuestra felicidad se hace a veces con las cosas que desdeñamos.
Todas las familias felices se parecen entre si, las infelices son desgracias en su propia manera.
La falsa felicidad vuelve duros y soberbios a los hombres, y no se comunica a otros. La felicidad verdadera los torna dulces y sensibles, y halla siempre manera de hacer nuevos participantes de ella.
Es menester, en cuanto esto sea posible, que fundamentéis la felicidad en vosotros mismos, y que encontréis en vuestro ser el equivalente de los bienes que la fortuna os ha rehusado.
Si nos bastase con ser felices, pronto lo conseguiríamos; pero queremos ser más felices que los demás, y ello es muy difícil, tanto más cuanto que consideramos a aquéllos mucho más felices de lo que en realidad son.
El mantenimiento de la paz comienza con la autosatisfacción de cada individuo.
Con la realización del propio potencial y auto-confianza en la capacidad de uno, uno puede construir un mundo mejor
Donde la ignorancia es nuestro maestro, no hay posibilidad de una paz real
Nunca podremos alcanzar la paz en el mundo exterior hasta que hagamos la paz con nosotros mismos
Podemos vivir sin religión o meditación, pero no podemos sobrevivir sin afecto humano