El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos.
Si el hombre alcanzara la mitad de los deseos que tiene, redoblaría sus inquietudes.
Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
Los deseos deben obedecer a la razón.
La Soledad es mala consejera, pero deseada, es la Paz mejor llevada.
Quienes creen que el dinero lo hace todo terminan haciendo todo por dinero.
La superstición es a la religión lo que la astrología es a la astronomía, la hija loca de una madre cuerda.
El trabajo aleja de nosotros tres grandes males: el aburrimiento, el vicio y la necesidad.
Trabajemos sin razonar, es el único medio de hacer la vida soportable.
El hombre se precipita en el error con más rapidez que los ríos corren hacia el mar.