No hay nada repartido de modo más equitativo en el mundo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente.
La razón pura tiene que ceder su imperativo a la razón vital: la vida debe ser vital.
¡Qué triste cosa sería la vida si sólo la razón gobernara nuestras acciones!
Fácil saber quien no tiene la razón, el que ataca en compensación.
La razón humana es una gota de luz en un lago de tinieblas.
Nosotros recordamos, naturalmente, lo que nos interesa y porque nos interesa.
Lo que ocurre en el pasado vuelve a ser vivido en la memoria.
La función intelectual de las dificultades es la de conducir a hombres y mujeres a pensar.
Las sensaciones no son parte de ningún conocimiento, bueno o malo, superior o inferior. Son, más bien, provocaciones incitantes, ocasiones para un acto de indagación que ha de terminar en conocimiento.
Cualquier nuevo avance científico ha salido de una nueva audacia de la imaginación