No hay necesidad de fuego, el infierno son los otros.
El infierno está lleno de buenas voluntades o deseos.
Es al separarse cuando se siente y se comprende la fuerza con que se ama.
El secreto de la existencia no consiste solamente en vivir, sino en saber para que se vive.
Amo a la humanidad, pero, para sorpresa mía, cuanto más quiero a la humanidad en general, menos cariño me inspiran las personas en particular.
¡Cuán bueno hace al hombre la dicha! Parece que uno quisiera dar su corazón, su alegría. ¡Y la alegría es contagiosa!
El verdadero dolor, el que nos hace sufrir profundamente, hace a veces serio y constante hasta al hombre irreflexivo; incluso los pobres de espíritu se vuelven más inteligentes después de un gran dolor.