Los que no tienen hijos ignoran muchos placeres, pero también se evitan muchos dolores.
Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus padres y todo el mundo escribe libros.
Sólo dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas.
No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas.
Amar a la madre de sus hijos es lo mejor que un padre puede hacer por sus hijos.
Más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Quien no buscó amigos en la alegría, en la desgracia no los pida.
Quien da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro.
La probabilidad de hacer mal se encuentra cien veces al día; la de hacer bien una vez al año.
La conciencia es, a la vez, testigo, fiscal y juez.