Los que no tienen hijos ignoran muchos placeres, pero también se evitan muchos dolores.
Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus padres y todo el mundo escribe libros.
Sólo dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos: uno, raíces; otro, alas.
A quien Dios no le dio hijos, el diablo le dio sobrinos.
No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas.
Cuando las personas tienen libertad para hacer lo que quieren, por lo general comienzan a imitarse mutuamente.
Amar no es solamente querer, es sobre todo comprender.
La felicidad para mi consiste en gozar de buena salud, en dormir sin miedo y despertarme sin angustia.
Sólo cerrando las puertas detrás de uno se abren ventanas hacia el porvenir.
La admiración es amor congelado.