La era igualitaria es el triunfo de la mediocridad. Es desagradable, pero inevitable, y constituye una venganza del pasado. La humanidad, después de haberse constituido sobre la base de las diferencias individuales, se organiza ahora sobre la de sus semejanzas.
El único Estado estable es aquel en que todos los ciudadanos son iguales ante la ley.
La igualdad tal vez sea un derecho, pero no hay poder humano que alcance jamás a convertirla en hecho.
En cuanto se concede a la mujer la igualdad con el hombre, se vuelve superior a él.
Si no hay café para todos, no habrá para nadie.
Mi trabajo es cantar todo lo bello, encender el entusiasmo por todo lo noble, admirar y hacer admirar todo lo grande.
Hay un solo niño bello en el mundo y cada madre lo tiene.
El elogio oportuno fomenta el mérito, y la falta de elogio lo desanima.
Para pedestal, no para sepulcro, se hizo la tierra, puesto que está tendida a nuestros pies.
El que tiene un derecho no obtiene el de violar el ajeno para mantener el suyo.