Un estado es gobernado mejor por un hombre bueno que por una buena ley.
Ningún hombre es lo bastante bueno para gobernar a otro sin su consentimiento.
Los gobiernos pasan, las sociedades mueren, la policía es eterna.
Gobernar no consiste en solucionar problemas, sino en hacer callar a los que los provocan.
No hace falta un gobierno perfecto; se necesita uno que sea práctico.
La amistad es más difícil y más rara que el amor. Por eso, hay que salvarla como sea.
El ignorante tiene valor; el sabio miedo.
Una dictadura es un estado en el que todos temen a uno y uno a todos.
El amor es un juego; el matrimonio, un negocio
De todo esto no sale otra explicación, salvo que la contradicción es el móvil e imprevisible fondo del alma humana