La única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se sometan a ninguna.
Cultiva sólo aquellos hábitos que quisieras que dominaran tu vida.
En realidad, la atracción o el afecto no son más que simpatía de la costumbre.
Quien lleva toda su vida a su mujer sobre la espalda, cuando la deja en el suelo, ella dice: ¡Estoy fatigada!.
Más importa dar a los hombres buenas costumbres que leyes y tribunales.
La educación, más que cualquier otro recurso de origen humano, es el gran igualador de las condiciones del hombre, el volante de la maquinaria social.
El maestro que intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender está tratando de forjar un hierro frío.
La informalidad en atender una cita es un claro acto de deshonestidad. Igual puedes robar el dinero de una persona si robas su tiempo.
El genio puede concebir, pero la labor paciente debe consumar.
Averguénzate de morir antes de haber conseguido alguna victoria para la humanidad.