El hábito es como un cable; nos vamos enredando en él cada día hasta que no nos podemos desatar.
La única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se sometan a ninguna.
Cultiva sólo aquellos hábitos que quisieras que dominaran tu vida.
Quien lleva toda su vida a su mujer sobre la espalda, cuando la deja en el suelo, ella dice: ¡Estoy fatigada!.
Más importa dar a los hombres buenas costumbres que leyes y tribunales.
¿Qué mayor felicidad hay que la de ser amado y saber que lo merecemos? ¿Qué mayor desgracia que la de ser odiado y saber que lo merecemos?
Si abordas una situación como asunto de vida o muerte, morirás muchas veces.
La ciencia es el gran antídoto contra el veneno del entusiasmo y la superstición.
No puede haber una sociedad floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados.
El hombre prudente no está dispuesto a someterse a ninguna responsabilidad que su deber no le imponga.