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El hábito es como un cable; nos vamos enredando en él cada día hasta que no nos podemos desatar.
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La única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se sometan a ninguna.
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Cultiva sólo aquellos hábitos que quisieras que dominaran tu vida.
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En realidad, la atracción o el afecto no son más que simpatía de la costumbre.
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Más importa dar a los hombres buenas costumbres que leyes y tribunales.