El hábito es como un cable; nos vamos enredando en él cada día hasta que no nos podemos desatar.
La única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se sometan a ninguna.
Cultiva sólo aquellos hábitos que quisieras que dominaran tu vida.
En realidad, la atracción o el afecto no son más que simpatía de la costumbre.
Quien lleva toda su vida a su mujer sobre la espalda, cuando la deja en el suelo, ella dice: ¡Estoy fatigada!.
El mayor peligro de los gobiernos es querer gobernar demasiado.
Los privilegios acabarán, pero el pueblo es eterno.
Las acciones pueden ser atroces, y las intenciones puras.
El gobierno no se ha hecho para la comodidad y el placer de los que gobiernan.
Para vivir existen tres métodos: mendigar, robar o realizar algo.