No hay nada repartido de modo más equitativo en el mundo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente.
La razón pura tiene que ceder su imperativo a la razón vital: la vida debe ser vital.
¡Qué triste cosa sería la vida si sólo la razón gobernara nuestras acciones!
Fácil saber quien no tiene la razón, el que ataca en compensación.
La razón humana es una gota de luz en un lago de tinieblas.
Las grandes obras las sueñan los genios locos, las ejecutan los luchadores natos, las disfrutan los felices cuerdos y las critican los inútiles crónicos.
Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia.
Si hay algo en nosotros verdaderamente divino, es la voluntad. Por ella afirmamos la personalidad, templamos el carácter, desafiamos la adversidad, reconstruimos el cerebro y nos superamos diariamente.
O se tienen muchas ideas y pocos amigos o muchos amigos y pocas ideas.
¿No tienes enemigos? ¿Es que jamás dijiste la verdad o jamás amaste la justicia?