Cuando el infortunio se generaliza en un país, se hace universal el egoísmo. La mayoría de las desgracias son peores como amenaza que como realidad.
Mejor que combatir una desgracia es, a veces, tratar de ser feliz dentro de ella. Se sufre menos del dolor mismo que de la manera como se le acepta.
No hay desgracias para los corazones débiles. La desgracia quiere un corazón fuerte.
Afortunadamente, el hombre sólo puede comprender un cierto grado de desgracia; más allá de este grado, la desgracia le aniquila o le deja indiferente.
En la vida, lo más triste, no es ser del todo desgraciado, es que nos falte muy poco para ser felices y no podamos conseguirlo.
La sabiduría suprema es tener sueños lo bastante grandes para no perderlos de vista mientras los persigues.
Los que pueden actúan, y los que no pueden, y sufren por ello, escriben.
No te molestes en ser mejor que tus contemporáneos o tus predecesores, intenta ser mejor que tú mismo.
Algunas personas son amables sólo porque no se atreven a ser de otra forma.
No podrás nadar hacia nuevos horizontes si no tienes el valor de perder de vista la costa.