Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello, que en mi juventud me deslumbraba. Aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor en la hierba de la gloria en las flores, no hay que afligirse. Porque la belleza siempre subsiste en el recuerdo.
A menudo cuesta toda una vida librarse de ciertos recuerdos, por muy irrelevantes que sean.
Los recuerdos no pueblan nuestra soledad, como suele decirse, antes al contrario, la hacen más profunda.
Ella no te necesita. Tiene tu recuerdo, que vale más que tú.
Si busco en mis recuerdos los que me han dejado un sabor duradero, si hago balance de las horas que han valido la pena, siempre me encuentro con aquellas que no me procuraron ninguna fortuna.
Las mujeres inventaron el amor; los hombres el matrimonio y la fidelidad.
El más difícil no es el primer beso, sino el último.
El más bello momento del amor, el único que nos deja verdaderamente embriagados, es el preludio: el beso.
Seducimos valiéndonos de mentiras y pretendemos ser amados por nosotros mismos.
No desear nada es no vivir.