Las revoluciones no se hacen por menudencias, pero nacen por menudencias.
Las revoluciones se producen en los callejones sin salida.
La revolución, por su naturaleza, produce gobierno; la anarquía no produce sino más anarquía.
No sólo para gobernar, sino también para sublevarse hacen falta leyes estrictas. Un ideal fijo, habitual, es condición para toda clase de revoluciones.
Si no existe la organización, las ideas, después del primer momento de impulso, van perdiendo eficacia.
Cuando un hombre pide justicia es que quiere que le den la razón.
Si fuera cierto que el viajar enseña, los revisores de billetes serían los hombres más sabios del mundo.
Las mejores cartas de amor están escritas por los que no están enamorados.
Los que llevan condecoraciones son como las tiendas de poco género que todo lo exhiben en el escaparate.
Para pedir limosna hay que ir limpio, pero maltrazado. El pobre que va decentemente no causa pena y el que va sucio da asco. Hasta la compasión se ha de inspirar con mesura