Cuando se quiere ser agradable en sociedad es preciso resolverse a permitir que muchas cosas que sabemos nos sean enseñadas por personas que las ignoran.
Los hombres vulgares han inventado la vida de sociedad porque les es más fácil soportar a los demás que soportarse a sí mismos.
La sociedad está compuesta de dos grandes clases: los que tienen más comida que apetito y lo que tienen más apetito que comida.
La sociedad es como el aire, necesario para respirar, pero no suficiente para vivir.
A una colectividad se le engaña siempre mejor que a un hombre.
En realidad, la atracción o el afecto no son más que simpatía de la costumbre.
¿Qué mayor felicidad hay que la de ser amado y saber que lo merecemos? ¿Qué mayor desgracia que la de ser odiado y saber que lo merecemos?
Si abordas una situación como asunto de vida o muerte, morirás muchas veces.
La ciencia es el gran antídoto contra el veneno del entusiasmo y la superstición.
El hombre prudente no está dispuesto a someterse a ninguna responsabilidad que su deber no le imponga.