El que es prudente es moderado; el que es moderado es constante; el que es constante es imperturbable; el que es imperturbable vive sin tristeza; el que vive sin tristeza es feliz; luego el prudente es feliz.
Es prudente no fiarse por entero de quienes nos han engañado una vez.
No hables mal del puente hasta haber cruzado el río.
Nadie prueba la profundidad del río con ambos pies.
No des la felicidad de muchos años por el riesgo de una hora.
En realidad, la atracción o el afecto no son más que simpatía de la costumbre.
¿Qué mayor felicidad hay que la de ser amado y saber que lo merecemos? ¿Qué mayor desgracia que la de ser odiado y saber que lo merecemos?
Si abordas una situación como asunto de vida o muerte, morirás muchas veces.
La ciencia es el gran antídoto contra el veneno del entusiasmo y la superstición.
No puede haber una sociedad floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados.