Las enemistades ocultas y silenciosas son peores que las abiertas y declaradas.
Enemigo no es aquel que tienes delante con una espada en la mano, sino aquel que está a tu lado escondiendo un puñal en la espalda.
Creer que un enemigo débil no puede dañarnos es creer que una chispa no puede causar un incendio.
El enemigo sólo empieza a ser temible cuando empieza a tener razón.
Nosotros mismos somos nuestro peor enemigo. Nada puede destruir a la Humanidad, excepto la Humanidad misma.
Cualquier mujer que entienda los problemas de llevar una casa está muy cerca de entender los de llevar un país.
Vivimos en la era de la televisión. Una sola toma de una enfermera bonita ayudando a un viejo a salir de una sala dice más que todas las estadísticas sanitarias.
En cuanto se concede a la mujer la igualdad con el hombre, se vuelve superior a él.
La misión de lo políticos no es la de gustar a todo el mundo.
Nadie recordaría al buen samaritano, si además de buenas intenciones no hubiera tenido dinero.