La era igualitaria es el triunfo de la mediocridad. Es desagradable, pero inevitable, y constituye una venganza del pasado. La humanidad, después de haberse constituido sobre la base de las diferencias individuales, se organiza ahora sobre la de sus semejanzas.
El único Estado estable es aquel en que todos los ciudadanos son iguales ante la ley.
La igualdad tal vez sea un derecho, pero no hay poder humano que alcance jamás a convertirla en hecho.
En cuanto se concede a la mujer la igualdad con el hombre, se vuelve superior a él.
Es preferible el bien de muchos a la opulencia de pocos.
Todo placer languidece cuando no se disfruta en compañía.
La belleza de las cosas existe en el espíritu del que las contempla
Los hombres más arrogantes son los que generalmente están equivocados, otorgan toda la pasión a sus puntos de vista sin una apropiada reflexión
La corrupción de lo mejor es lo peor
La primera cualidad de un historiador es ser veraz e imparcial; la segunda, ser interesante