La ambición jamás se detiene, ni siquiera en la cima de la grandeza.
El esclavo sólo tiene un dueño; el ambicioso, tantos como personas le pueden ser útiles a su fortuna.
Aléjate de aquellas personas que tratan de empequeñecer tus ambiciones. Las personas siempre actúan así. Los realmente grandes te hacen sentir que tú también puedes ser grande.
El ambicioso es un esclavo de lo que desea, el hombre libre es el que no desea nada.
No seas desproporcionado en tus ambiciones. Pretende sólo aquello que puedas obtener con toda seguridad. Sitúate sólidamente en el puesto que te corresponde. Una persona en un puesto superior a su capacidad es un espectáculo deplorable.
Sólo un exceso es recomendable en el mundo: el exceso de gratitud
No hay mujeres feas; sólo mujeres que no saben cómo parecer bellas
A veces, cuesta mucho más eliminar un solo defecto que adquirir cien virtudes
Querer olvidar a alguien significa pensar en él
El dar de mala gana es grosería. Nada cuesta añadir una sonrisa