El que callar no puede, hablar no sabe
Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina
La magia de la lengua es el hechizo más peligroso
La prueba de un predicador es cuando su congregación no sale diciendo "qué sermón más bonito", sino "haré algo"
Buen orador es aquel que se convence a sí mismo
Siempre en tus retiradas no olvides dejar establecida una cabeza de puente en la orilla abandonada
El matrimonio es una cosa tan bella, que es preciso pensar en él toda la vida
Nunca debe cometerse la imprudencia de demandar al presente lo que el porvenir nos aportará con menos esfuerzo
La vida privada de un ciudadano debe ser recinto amurallado
Una monarquía debe ser gobernada por demócratas, y una república por aristócratas