El que te habla de los defectos de los demás, con los demás hablará de los tuyos.
¿Qué locura o qué desatino me lleva a contar las ajenas faltas, teniendo tanto que decir de las mías?
Si dicen mal de ti con fundamento, corrígete; de lo contrario, échate a reír.
El hombre padece pocos males, si se esceptuan los que él mismo se atrae por el abuso de sus facultades.
Un hombre sin defectos es un tonto o un hipócrita del que debemos desconfiar.
Tal como un hombre inteligente no teme parecerle tonto a otro hombre inteligente, el hombre elegante no tendrá miedo de que su elegancia pase inadvertida al gran señor, sino al patán. Las tres cuartas partes de los alardes de ingenio y mentiras vanidosas que los hombres han prodigado, rebajándose, desde que el mundo es mundo, iban dirigidas a inferiores.
La sabiduría no nos es dada; debemos descubrirla por nosotros mismos tras un viaje que nadie puede evitarnos ni recorrer por nosotros.
El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos.
El único viaje de verdad, el único baño de juventud, no sería ir hacia nuevos paisajes, sino tener otros ojos, ver el universo con los ojos de otro. De cien otros, ver los cien universos que cada uno de ellos ve, que cada uno de ellos es.
El instinto dicta el deber y la inteligencia da pretextos para eludirlo.