No es lo que vivimos lo que forja nuestro destino, sino lo que sentimos por lo que vivimos.
El hombre es el verdadero creador de su destino. Cuando no está convencido de ello, no es nada en la vida. No labra uno su destino; lo soporta.
Los días no adquieren sabor hasta que uno escapa a la obligación de tener un destino.
Luchar contra nuestro destino sería un combate como el del manojo de espigas que quisiera resistirse a la hoz.
En los muros del tiempo trabajamos todos como arquitectos de nuestro propio destino. Que cada ocasión sea una gran ocasión, porque no sabéis cuándo el destino os favorecerá.
Mi trabajo es cantar todo lo bello, encender el entusiasmo por todo lo noble, admirar y hacer admirar todo lo grande.
Hay un solo niño bello en el mundo y cada madre lo tiene.
El elogio oportuno fomenta el mérito, y la falta de elogio lo desanima.
Es preferible el bien de muchos a la opulencia de pocos.
Para pedestal, no para sepulcro, se hizo la tierra, puesto que está tendida a nuestros pies.