La era igualitaria es el triunfo de la mediocridad. Es desagradable, pero inevitable, y constituye una venganza del pasado. La humanidad, después de haberse constituido sobre la base de las diferencias individuales, se organiza ahora sobre la de sus semejanzas.
El único Estado estable es aquel en que todos los ciudadanos son iguales ante la ley.
La igualdad tal vez sea un derecho, pero no hay poder humano que alcance jamás a convertirla en hecho.
En cuanto se concede a la mujer la igualdad con el hombre, se vuelve superior a él.
Es preferible el bien de muchos a la opulencia de pocos.
Es una paradoja que todos los dictadores hayan subido al poder por la escalera de la libertad de expresión. Inmediatamente después de alcanzar el poder cada dictador suprimió la libertad de expresión a todos excepto la suya propia
Las palabras sin acciones son las asesinas del idealismo
La paz no se logra en la mesa del consejo o por los tratados, sino en los corazones de los hombres
La competencia no es sólo la base de la protección del consumidor, sino que es además el incentivo para el progreso
Si la ley se respeta sólo por los funcionarios del gobierno, entonces todo el derecho toca a su fin