No es lo que vivimos lo que forja nuestro destino, sino lo que sentimos por lo que vivimos.
El hombre es el verdadero creador de su destino. Cuando no está convencido de ello, no es nada en la vida. No labra uno su destino; lo soporta.
Los días no adquieren sabor hasta que uno escapa a la obligación de tener un destino.
Luchar contra nuestro destino sería un combate como el del manojo de espigas que quisiera resistirse a la hoz.
En los muros del tiempo trabajamos todos como arquitectos de nuestro propio destino. Que cada ocasión sea una gran ocasión, porque no sabéis cuándo el destino os favorecerá.
Es mucho mejor sufrir por una mujer viva y hacer el ridículo por ella, que tener un fantasma sentado año tras año en el corazón.
La poesía no quiere adeptos, quiere amantes.
Desechad tristezas y melancolías. La vida es amable, tiene pocos días y tan sólo ahora la hemos de gozar.
El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida.
Tener un hijo no es tener un ramo de rosas.