En la juventud aprendemos, en la vejez entendemos.
La mejor manera de aprender a conocerse a sí mismo es intentar comprender a los demás.
La naturaleza benigna provee de manera que en cualquier parte halles algo que aprender.
Nunca me he encontrado con alguien tan ignorante de quien no pudiese aprender algo.
Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo.
Es mucho mejor sufrir por una mujer viva y hacer el ridículo por ella, que tener un fantasma sentado año tras año en el corazón.
La poesía no quiere adeptos, quiere amantes.
Desechad tristezas y melancolías. La vida es amable, tiene pocos días y tan sólo ahora la hemos de gozar.
El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida.
Tener un hijo no es tener un ramo de rosas.