No es lo que vivimos lo que forja nuestro destino, sino lo que sentimos por lo que vivimos.
El hombre es el verdadero creador de su destino. Cuando no está convencido de ello, no es nada en la vida. No labra uno su destino; lo soporta.
Los días no adquieren sabor hasta que uno escapa a la obligación de tener un destino.
Luchar contra nuestro destino sería un combate como el del manojo de espigas que quisiera resistirse a la hoz.
En los muros del tiempo trabajamos todos como arquitectos de nuestro propio destino. Que cada ocasión sea una gran ocasión, porque no sabéis cuándo el destino os favorecerá.
La función química del humor es ésta: cambiar el carácter de nuestros pensamientos.
La sabiduría de vivir consiste en eliminar lo que no es indispensable.
Bromear es una de las cosas amenas de la vida, pero cuesta muchos años de aprendizaje.
Un hombre educado es el que tiene los amores y los odios juntos.
La mitad de la belleza depende del paisaje y la otra mitad del hombre que la mira