Un estado es gobernado mejor por un hombre bueno que por una buena ley.
Ningún hombre es lo bastante bueno para gobernar a otro sin su consentimiento.
Los gobiernos pasan, las sociedades mueren, la policía es eterna.
Gobernar no consiste en solucionar problemas, sino en hacer callar a los que los provocan.
No hace falta un gobierno perfecto; se necesita uno que sea práctico.
Caer no es peligroso ni vergonzoso, pero permanecer arrodillado es ambas cosas.
Todos vivimos bajo el mismo cielo, pero ninguno tiene el mismo horizonte.
Hay algo que Dios ha hecho mal. A todo le puso límites menos a la tontería.
La suerte es una flecha lanzada que hace blanco en el que menos la espera.
Todos los órganos humanos se cansan alguna vez, salvo la lengua.