El hombre que pretende obrar guiado exclusivamente por la razón está condenado a obrar muy raramente.
Vale más hacer la cosa más insignificante del mundo que estar media hora sin hacer nada.
Los hombres de acción no tienen vida interior y, por lo mismo, no son desgraciados. Nunca es el acontecimiento exterior contrario lo que hace desgraciados a los hombres, sino el alma en pena que se les mueve dentro, viajera por mares extraños de pensamientos solitarios.
Juzgamos las acciones humanas no por lo que son, sino por el disgusto o el placer que nos causan.
Vale más actuar exponiéndose a arrepentirse de ello que arrepentirse de no haber hecho nada.
Unos tienen ingenio para hacer cosas bellas, otros para dar a entender que las cosas que hacen son bellas. Son dos ingenios diversos, pero ambos eficaces.
Nuestros pensamientos más importantes son los que contradicen nuestros sentimientos.
El problema de nuestros tiempos es que el futuro ya no es lo que era.
La historia es la ciencia de lo que nunca sucede dos veces.
Algunas veces la razón me parece ser la facultad de nuestra alma para no comprender nada de nuestro cuerpo.