El hombre que pretende obrar guiado exclusivamente por la razón está condenado a obrar muy raramente.
Vale más hacer la cosa más insignificante del mundo que estar media hora sin hacer nada.
Los hombres de acción no tienen vida interior y, por lo mismo, no son desgraciados. Nunca es el acontecimiento exterior contrario lo que hace desgraciados a los hombres, sino el alma en pena que se les mueve dentro, viajera por mares extraños de pensamientos solitarios.
Juzgamos las acciones humanas no por lo que son, sino por el disgusto o el placer que nos causan.
Vale más actuar exponiéndose a arrepentirse de ello que arrepentirse de no haber hecho nada.
El hombre no revela mejor su propio carácter que cuando describe el carácter de otro.
El desaliento es el suicidio del corazón
Después del poder, nada hay tan excelso como saber tener dominio de su uso
Desprecia la vida, si quieres gozarla
Sin sonrisa viene el hombre al mundo, y sin sonrisa se va; solamente fue feliz durante tres fugaces minutos