Una triple bendición son nuestros amigos: vienen, se quedan y se van.
El amigo debe ser como la sangre, que acude a la herida sin esperar que lo llamen.
Si quieres hallar en cualquier lado amistad, dulzura y poesía, llévalas contigo.
De ningun bien se goza en la posesión, sin un compañero.
En la prosperidad nuestros amigos nos conocen; en la adversidad los conocemos a ellos.
La poesía se escribe cuando ella quiere.
El ritmo es lo que hace a la poesía persuasiva y no informativa.
Yo ya no sé llorar. ¡Y mira que he llorado!
Llegué por el dolor a la alegría. Supe por el dolor que el alma existe
Cómo andar, sin nostalgia, el camino, soñando dos sueños distintos mientras en torno el amor se desploma