La experiencia no consiste en el número de cosas que se han visto, sino en el número de cosas que se han reflexionado.
El mejor consejo lo da la experiencia, pero siempre llega demasiado tarde.
La experiencia no es lo que sucede al hombre. Es lo que el hombre hace con lo que le sucede.
En la escuela de la experiencia las lecciones cuestan caras, pero solamente en ellas se corrigen los insensatos.
Los proverbios son los ecos de la experiencia de un pueblo y corresponden al pensamiento íntimo de cada uno.
El peor pecado contra el prójimo no consiste en odiarle, sino en mirarle con indiferencia. Ésta es la esencia de la humanidad.
El amor hay que pedirlo. Es como un espíritu que no puede hablar antes de que se le haya dirigido la palabra. Todo amor en el mundo está deseando hablar, pero no se atreve porque es tímido, tímido, tímido. Esa es la tragedia de la vida.
Este es el verdadero disfrute de la vida; el ser utilizado para un fin que uno mismo reconoce como realmente valioso; ser una fuerza de la naturaleza en vez de un pequeño atado, febril y egoísta, de males y de quejas de que el mundo no se va a dedicar a hacerlo a uno feliz.
El hombre que escucha la razón está perdido. La razón esclaviza a todos los que no son bastante fuertes para dominarla.
El dinero no es nada, pero mucho dinero, eso ya es otra cosa.