Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello, que en mi juventud me deslumbraba. Aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor en la hierba de la gloria en las flores, no hay que afligirse. Porque la belleza siempre subsiste en el recuerdo.
A menudo cuesta toda una vida librarse de ciertos recuerdos, por muy irrelevantes que sean.
Los recuerdos no pueblan nuestra soledad, como suele decirse, antes al contrario, la hacen más profunda.
Ella no te necesita. Tiene tu recuerdo, que vale más que tú.
Si busco en mis recuerdos los que me han dejado un sabor duradero, si hago balance de las horas que han valido la pena, siempre me encuentro con aquellas que no me procuraron ninguna fortuna.
El problema de la juventud de hoy es que ya no forma uno parte de ella.
Muchas personas no cumplen los ochenta porque intentan durante demasiado tiempo quedarse en los cuarenta.
La única diferencia entre un loco y yo es que yo no estoy loco.
El que quiere interesar a los demás tiene que provocarlos.
En lugar de tratar de usar obstinadamente surrealismo con fines de subversión, hay que tratar de hacer algo de surrealismo como sólido, completo y clásico como las obras de los museos