No es lo que vivimos lo que forja nuestro destino, sino lo que sentimos por lo que vivimos.
El hombre es el verdadero creador de su destino. Cuando no está convencido de ello, no es nada en la vida. No labra uno su destino; lo soporta.
Los días no adquieren sabor hasta que uno escapa a la obligación de tener un destino.
Luchar contra nuestro destino sería un combate como el del manojo de espigas que quisiera resistirse a la hoz.
En los muros del tiempo trabajamos todos como arquitectos de nuestro propio destino. Que cada ocasión sea una gran ocasión, porque no sabéis cuándo el destino os favorecerá.
Las grandes masas sucumbirán más fácilmente a una gran mentira que a una pequeña.
Las palabras construyen puentes hacia las regiones inexploradas
El que encienda la antorcha de la guerra en Europa no puede desear nada más que caos
¿Quién dice que no estoy bajo la protección especial de Dios
La educación universal es el veneno más corrosivo y desintegrante que el liberalismo ha inventado para su propia destrucción