Las enemistades ocultas y silenciosas son peores que las abiertas y declaradas.
Enemigo no es aquel que tienes delante con una espada en la mano, sino aquel que está a tu lado escondiendo un puñal en la espalda.
El enemigo sólo empieza a ser temible cuando empieza a tener razón.
Nosotros mismos somos nuestro peor enemigo. Nada puede destruir a la Humanidad, excepto la Humanidad misma.
Las enemistades ocultas y silenciosas, son peores que las abiertas y declaradas.
Quien no ama a nadie ignora la alegría de vivir
Dos clases de hombres se esfuerzan en vano: quien amontona dinero sin gastarlo y quien adquiere saber sin aplicarlo
Dos clases de hombres se esfuerzan en vano: quien amontona dinero sin gastarlo, y quien adquiere saber sin aplicarlo