Cuando uno se convence de que, al enamorarse, resulta tremendamente vulnerable, la idea de haber vivido hasta entonces desconocedor de esta verdad le hace estremecerse. Por esta razón, el amor vuelve virtuosas a ciertas personas.
Somos ese ser. Los dos nos hemos perdido a nosotros mismos y hemos creado otra cosa, algo que sólo existe como la unión entre los dos. Dios mío, estamos enamorados. De la manera más profunda que es posible enamorarse.
Existen muchos impulsos que forman parte de un continuum. Algunos, como la sed o la necesidad de calentarse, no cesan hasta que no se satisfacen. El impulso sexual, el hambre y el instinto maternal, sin embargo, a menudo pueden reorientarse e incluso acallarse con tiempo y esfuerzo. Creo que la experiencia de enamorarse se encuentra en algún punto de este continuum.
Hay dos cosas que el hombre no puede ocultar: su embriaguez y su enamoramiento.
Uno no se enamoró nunca, y ése fue su infierno. Otro, sí, y ésa fue su condena.
Si queréis estudiar a un hombre no prestéis atención al modo en que calla, o habla, o llora, ni siquiera en que es conmovido por las nobles ideas. Miradle más bien cuando ríe.
No hay desgracias para los corazones débiles. La desgracia quiere un corazón fuerte.