Un estado es gobernado mejor por un hombre bueno que por una buena ley.
Ningún hombre es lo bastante bueno para gobernar a otro sin su consentimiento.
Gobernar no consiste en solucionar problemas, sino en hacer callar a los que los provocan.
No hace falta un gobierno perfecto; se necesita uno que sea práctico.
Un estado es gobernado mejor por un hombre bueno que por unas buenas leyes.
Es tan absurdo pretender que un hombre no puede amar siempre a la misma mujer, como pretender que un buen violinista no puede tocar siempre el mismo instrumento.
La mujer es la reina del mundo y la esclava de un deseo.
Elegancia es la ciencia de no hacer nada igual que los demás, pareciendo que se hace todo de la misma manera que ellos.
La elegancia no consiste tanto en el traje como en el modo de llevarlo.
No existen grandes talentos sin gran voluntad.