Desde que me he abandonado al tiempo siento vivir algo en mí, tibia, maravillosa tranquilidad. Desde que bromeo sin parar con los días, con las horas, se acoplan mis quejas. Y he sido aliviado del lastre de mis culpas, que me dañan, a través de una palabra no florecida: tiempo es tiempo, que quiere trasnocharse, que siempre me encuentra como obediente ser humano, a mí, en el viejo sitio.
El hombre que no puede admirar nada, y que de ordinario no se maravilla de nada prosternándose en muda adoración..., es como unos lentes sin ojos detrás.
La mejor característica de un libro es que provoque reacciones en el lector y le empuje a actuar.
La esencia del humorismo es la sensibilidad, una simpatía cálida y tierna hacia todas las formas de la existencia.
De nada le sirve al hombre lamentarse de los tiempos en que vive. Lo único bueno que puede hacer es intentar mejorarlos.
La educación y la cortesía abren todas las puertas.