La alabanza inmerecida es una sátira disfrazada.
No se debe contar nunca con la aprobación de los hombres; hoy erigen arcos de triunfo, y mañana condenan al destierro a la misma persona y por idénticos motivos.
A ninguna mujer le gusta escuchar el elogio de otra mujer; en tales casos se reservan su opinión con el fin de agriar un poco la alabanza.
La alabanza tanto es buena cuanto es bueno el que la dice, y tanto es mala cuanto es vicioso y malo el que alaba.
Si tanto me alaban, será por alabarse a sí mismos, pues al alabarme dan a entender que me comprenden.
Reírse de todo es propio de tontos, pero no reírse de nada lo es de estúpidos.
El que conoce el arte de vivir consigo mismo ignora el aburrimiento.
En el estudio no existe la saciedad.
La filosofía es una meditación de la muerte.
La felicidad consiste, principalmente, en conformarse con la suerte; es querer ser lo que uno es.