Hace uno bien en alabarse a sí mismo, cuando no encuentra otro apologista.
La alabanza inmerecida es una sátira disfrazada.
No se debe contar nunca con la aprobación de los hombres; hoy erigen arcos de triunfo, y mañana condenan al destierro a la misma persona y por idénticos motivos.
A ninguna mujer le gusta escuchar el elogio de otra mujer; en tales casos se reservan su opinión con el fin de agriar un poco la alabanza.
La alabanza tanto es buena cuanto es bueno el que la dice, y tanto es mala cuanto es vicioso y malo el que alaba.
La belleza vale más que cualquier carta de recomendación.
Las virtudes más grandes son aquellas que más utilidad reportan a otras personas.
Nuestro carácter es el resultado de nuestra conducta.
La felicidad reside en el ocio del espíritu.
El hombre es por naturaleza un animal político.