Estar preocupado es ser inteligente, aunque de un modo pasivo. Sólo los tontos carecen de preocupaciones.
Cuando estamos muertos nos comen los gusanos, cuando estamos vivos nos comen las preocupaciones.
Nos consolamos con pequeñeces porque son menudencias las que nos afligen.
Hoy es el mañana por el que te preocupabas ayer.
La catástrofe que tanto te preocupa, a menudo resulta ser menos horrible en la realidad, de lo que fue en tu imaginación.
Lo terrible en cuanto a Dios, es que no se sabe nunca si es un truco del diablo.
Todas las guerras son santas, os desafío a que encontréis un beligerante que no crea tener el cielo de su parte.
Morir, morir... Morir no es nada. Empieza pues por vivir. Es más divertido y más largo.
Siempre habrá un perro perdido en alguna parte que me impedirá ser feliz.
Las pequeñeces matan los grandes amores