La patria del escritor es su lengua.
Escribir es un oficio que se aprende escribiendo.
El escritor es un hombre sorprendido. El amor es motivo de sorpresa y el humor, un pararrayos vital.
En ocasiones pienso que el premio de quienes escribimos duerme, tímido y virginal, en el confuso corazón del lector más lejano.
Para escribir un buen libro no considero imprescindible conocer París ni haber leído el Quijote. Cervantes cuando lo escribió, aún no lo había leído.
Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año.
El recuerdo, como una vela, brilla más en Navidad.
¡Feliz, feliz Navidad, la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar!.
El hombre nunca sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta.
Jamás habría tenido éxito en la vida si no hubiera yo prestado a la cosa más nimia de que me ocupé la misma atención y cuidado que he prestado a la más importante.