Cuando una medicina no hace daño deberíamos alegrarnos y no exigir además que sirva para algo.
La medicina ha prolongado nuestra vida, pero no nos ha falicitado una buena razón para seguir viviendo.
El progreso de la medicina nos depara el fin de aquella época liberal en la que el hombre aún podía morirse de lo que quería.
Cuando un médico va detrás del féretro de su paciente, a veces la causa sigue al efecto.
Casi todos los médicos tienen sus enfermedades favoritas.
El hombre más feliz es el que hace felices al mayor número de otros hombres.
El que te habla de los defectos de los demás, con los demás hablará de los tuyos.
Cuidado con el hombre que habla de poner las cosas en orden. Poner las cosas en orden siempre significa poner las cosas bajo su control.
Engullimos de un sorbo la mentira que nos adula y bebemos gota a gota la verdad que nos amarga.
Los errores pasan, sólo la verdad permanece.