Para conocer a la gente hay que ir a su casa.
Nuestro amor es el hogar, y el hogar pueden abandonarlo nuestros pies pero nunca nuestros corazones.
Al comprar una casa, piensa en el vecino que adquirirás con ella.
El hogar es la prisión de la soltera y el hospicio de la casada.
Todos tenemos nuestra casa, que es el hogar privado; y la ciudad, que es el hogar público.
Si dudas de ti mismo, estás vencido de antemano.
Pueden prohibirme seguir mi camino, pueden intentar forzar mi voluntad. Pero no pueden impedirme que, en el fondo de mi alma, elija a una o a otra.
Un verdadero espíritu de rebeldía es aquel que busca la felicidad en esta vida.
Perderlo todo es ganarlo todo, porque no se posee eternamente más que lo que se ha perdido.
El hombre más fuerte del mundo es el que está más solo.