Un estado es gobernado mejor por un hombre bueno que por una buena ley.
Ningún hombre es lo bastante bueno para gobernar a otro sin su consentimiento.
Los gobiernos pasan, las sociedades mueren, la policía es eterna.
Gobernar no consiste en solucionar problemas, sino en hacer callar a los que los provocan.
No hace falta un gobierno perfecto; se necesita uno que sea práctico.
Más importa dar a los hombres buenas costumbres que leyes y tribunales.
El mayor peligro de los gobiernos es querer gobernar demasiado.
Los privilegios acabarán, pero el pueblo es eterno.
Las acciones pueden ser atroces, y las intenciones puras.
Para vivir existen tres métodos: mendigar, robar o realizar algo.