En la juventud aprendemos, en la vejez entendemos.
La naturaleza benigna provee de manera que en cualquier parte halles algo que aprender.
Nunca me he encontrado con alguien tan ignorante de quien no pudiese aprender algo.
Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo.
Aprender sin pensar es trabajo perdido; pensar sin aprender es peligroso.
Todas las cosas adquieren importancia para mi en cuanto me doy cuenta de que existen.
El secreto de mi felicidad está en no esforzarse por el placer, sino en encontrar el placer en el esfuerzo.
Muchas veces las palabras que tendríamos que haber dicho no se presentan ante nuestro espíritu hasta que ya es demasiado tarde.
La satisfacción es la única señal de la sinceridad del placer.
Hay que haber vivido un poco para comprender que todo lo que se persigue en esta vida sólo se consigue arriesgando a veces lo que más se ama.